En una entrevista publicada en el boletín de El Club de Exportadores e Inversores Españoles, el presidente de Gestamp, Francisco Riberas, afirma que “Europa, y por extensión España, deben ser un verdadero polo de innovación, ya que la tecnología es la última trinchera para el continente”.
Esta afirmación, que comparto absolutamente, puede parecer obvia pero tiene un trasfondo importante máxime cuando proviene del máximo responsable de una empresa española con presencia en más de 20 países, repartidos en tres de los cinco continentes, considerada como una de las líderes en el diseño, desarrollo y fabricación de componentes y conjuntos metálicos para los principales fabricantes de automóviles.
Para sustentar mi estimación comenzaré proporcionando respuesta a la pregunta: ¿qué es un polo de innovación?
Con el advenimiento de la denominada globalización, o mundialización, la noción de competir pasó de tener una dimensión individual (yo compito contra ti o contra otros) a ser multidimensional (si nos unimos y cooperamos, competiremos mejor) dando origen a diferentes tipos de agrupaciones empresariales e industriales de mayor o menor entidad.
En este contexto, en los últimos años han crecido con fuerza organizaciones donde, a la dimensión sectorial de integración de entidades vinculadas por su pertenencia a un ámbito tecnológico o industrial concreto, se ha añadido la de una fuerte colaboración, incluyendo el intercambio y transferencia de conocimientos, así como la territorial al englobar entidades de diferentes tipos y sectores relacionadas por el entorno geográfico.
Entre estas modernas formas de colaboración destacan los clústeres (a los que ya he dedicado algunos artículos en este blog) y los polos de innovación, caracterizados ambos por combinar en un espacio geográfico específico, en una comunidad con entidad jurídica propia, a grandes, medianas y pequeñas empresas de marcado carácter tecnológico, ampliando la cooperación a instituciones y organismos de enseñanza y formación, conocimiento, investigación y administración pública, con objeto de aunar sinergias para mejorar procesos y afrontar proyectos comunes de carácter innovador que permitan competir con calidad y eficacia en entornos globales.
Una vez aproximado el tema, deduzco que lo que Francisco Riberas parece demandar es la necesidad de dar un gran paso desde los actuales polos de innovación, que han surgido en formato local o regional, a otros nacionales o europeos impulsados por los Estados de forma particular o conjunta.
La propuesta es estimulante y atractiva, a la vez que realista, pero complicada de realizar pues para llevarla a cabo es preciso contar con ingredientes que no siempre están al alcance de todos los implicados en la tarea y cuando lo están no existe disposición a integrarlos en un proyecto común.
Entre ellos destacaré la voluntad de cooperación multilateral e interinstitucional, la identificación y establecimiento de un elemento integrador, con capacidad de liderazgo, la existencia de una amplia mayoría de culturas emprendedoras, de investigación e innovación, basadas en capacidades científicas y tecnológicas, así como de políticas industriales activas, una sólida legislación de protección de la propiedad intelectual, la coincidencia de intereses que permita alcanzar objetivos comunes, etc., así como algunos otros que si se utilizaran conjuntamente ayudarían a pasar de la cultura de la innovación colectiva a la de excelencia en la competencia colectiva basada en la innovación
Secundando las palabras de Riberas y utilizando términos similares a los que expresa en su afirmación concluyo manifestando que efectivamente los polos de innovación en España y Europa son armas que ayudarán a la defensa de la trinchera del continente, la cual debe plantearse de forma activa y dinámica con un objetivo común a largo plazo, a alcanzar mediante objetivos intermedios, conducida por un liderazgo reconocido para que, una vez asegurada dicha trinchera, pueda pasarse a la ofensiva, mediante acciones proactivas, que garanticen la eficacia de la competición colectiva en los escenarios globales.
Una reflexión i a la vez una verdad que está ocurriendo en nuuestro continente.Reflexión en que no podemos mirar al vecino y solo aportar batallas economicas sino a la vez incorporar ingenio y mejora continua en viejos y nuevos proyectos, ya que siempre se puede mejorar un producto exixtente y como bien dice Fernando Davara estamos en proceso de atrincherar , no solamente economicamente sino tambien mejorando tecnologicamente.