El pasado mes de abril, organizada conjuntamente por la Asociación Poli-Tic y la Fundación España Digital, celebramos una jornada dedicada a un tema que considero será objeto de un amplio debate en los próximos años; la robótica y su influencia social y económica.
El evento, que tuvo lugar en la sede de MediaLab-Prado de Madrid, bajo el título de “Robótica y cambio social; empleo, nueva fiscalidad y renta básica” congregó a un numeroso público, el cual contribuyó al éxito del mismo no solamente con su presencia sino especialmente por el número y calidad de sus intervenciones en el debate y también durante el networking aprovechando la ocasión de compartir un vino español.
Participaron como ponentes Elisa Martín Garijo (Directora de Tecnología e Innovación de IBM España, Portugal, Grecia e Israel), Juan Gimeno Ullastres (antiguo rector de la UNED y Presidente de Economistas sin Fronteras) y Borja Adsuara, (patrono de la Fundación España Digital, experto en Derecho y estrategia digital), siendo moderados por Juan Zafra, codirector del diario digital bez.es.
Cada uno de ellos se centró en un aspecto determinado del tema; Elisa Martín adelantó algunos aspectos tecnológicos, especialmente la transición desde la informática tradicional a la computación cognitiva, Juan Gimeno propuso soluciones a su estimación de que la robótica generará desigualdades sociales ante la creciente sustitución de trabajadores en los próximos años, mientras que Borja Adsuarea busco una aproximación humanísitca plantenado la pregunta; que haremos para repartir el trabajo que quede libre y cuando no trabajemos.
Posteriormente, el debate con el público asistente se focalizó, como era de esperar, en dos temas directamente relacionados objeto de gran difusión y discusión actualmente; la renta básica universal y la pregunta abierta sobre si los robots, o sus propietarios, deberían pagar impuestos,
El advenimiento de esta nueva revolución industrial, basada principalmente en la robotización y la inteligencia artificial, aportará, ya lo está haciendo, importantes beneficios, pero a su vez conlleva la eliminación de puestos de trabajo actualmente ocupados por personas que, remedando a Adsuara, tendrán que poner el ocio delante del negocio, pero necesitaran satisfacer sus necesidades personales y familiares.
Por ello existe un cierto consenso en pensar que tarde o temprano habrá que establecer una renta básica universal para compensar la destrucción de empleo que provoque la automatización.
Otros por el contrario consideran que la solución consiste en que los robots paguen impuestos con los que financiar la recolocación o el reciclaje de aquellos trabajadores que perdieron su puesto al ser sustituidos por las máquinas.
En este sentido se han manifestado personas de relevancia como Billy Gates, el fundador de Microsoft, quien opina que para evitar que la revolución tecnológica provoque la pérdida de miles de puestos de trabajo, se podrían imponer impuestos a los robots y destinar ese dinero a formar a las personas, propuesta que lógicamente encuentra el rechazo de la propia industria al considerarla un freno a la innovación.
El debate ha llegado también a las instituciones: una de las mas precoces en tratar de encontrar repuestas a estas interrogantes ha sido la Unión Europea donde el pasado 27 de febrero de 2017 su propio Parlamento debatió una propuesta donde se presentaban ambos temas, formulando incluso la posibilidad de considerar a los robots como personas electrónicas que por ello deben pagar impuestos al ocupar puestos de trabajo.
Finalmente, el citado Parlamento aprobó una resolución, donde se excluyeron tanto la renta básica como el impuesto, con recomendaciones destinadas a la Comisión Europea sobre normas de Derecho civil sobre robótica. En ella se incluye la necesidad de establecer un marco ético para el desarrollo y despliegue de robots, así como de la responsabilidad de sus acciones, para poder explotar plenamente su potencial económico y garantizar un nivel estándar de seguridad.
En el texto de la resolución se hace referencia a las tres leyes de la robótica enunciadas en 1943 por Isaac Asimov, en su obra “Círculo vicioso”
- 1.ª Un robot no hará daño a un ser humano ni permitirá que, por inacción, este sufra daño.
- 2.ª Un robot obedecerá las órdenes que reciba de un ser humano, a no ser que las órdenes entren en conflicto con la primera ley.
- 3.ª Un robot protegerá su propia existencia en la medida en que dicha protección no entre en conflicto con las leyes primera y segunda.
A la vista de estas leyes y del texto que se cita a continuación podría pensarse que más que de una resolución del Parlamento Europeo se trata de una novela de ciencia ficción.
“Considerando que, desde el monstruo de Frankenstein creado por Mary Shelley al mito clásico de Pigmalión, pasando por el Golem de Praga o el robot de Karel Čapek —que fue quien acuñó el término—, los seres humanos han fantaseado siempre con la posibilidad de construir máquinas inteligentes, sobre todo androides con características humanas**”
Pero si continuamos leyendo el siguiente párrafo …:
“Considerando que, ahora que la humanidad se encuentra a las puertas de una era en la que robots, bots, androides y otras formas de inteligencia artificial cada vez más sofisticadas parecen dispuestas a desencadenar una nueva revolución industrial —que probablemente afecte a todos los estratos de la sociedad—, resulta de vital importancia que el legislador pondere las consecuencias jurídicas y éticas, sin obstaculizar con ello la innovación**”;
…… volveremos al siglo XXI y a la necesidad de alimentar este apasionante debate, de no fácil solución.
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