Haciéndome eco de la noticia del lanzamiento del satélite Deimos 2, de fabricación española, publico este artículo, desviándome algo de la línea habitual del blog, para exponer mis impresiones sobre la importancia de otro espacio, diferente del ciber, de tanta influencia en nuestra moderna sociedad digital.

El ingenio, construido en la ciudad de Puertollano (provincia de Ciudad Real) fue enviado al espacio en la tarde – noche española del día 19 de junio de 2014 desde la base rusa de Yasni para minutos más tarde desprenderse del lanzador ruso/ucraniano del tipo Dnepr que lo transportaba y entrar en órbita terrestre baja a 620 kms de distancia de la Tierra.

Con un peso de 300 kilos y unas dimensiones de 2 metros de alto por 1,5 de ancho el satélite Deimos 2 incorpora un sensor óptico de alta resolución espacial, unos 75 cm., con capacidad de cobertura diaria de unos 150.000 kilómetros cuadrados, que proporcionará imágenes de gran utilidad para múltiples aplicaciones y servicios.

Con ocasión del lanzamiento la empresa propietaria del satélite (Elecnor Deimos) organizó un evento en el Pabellón del Palacio de Exposiciones de Puertollano, próximo al Centro de Integración y Operaciones de satélites de la misma compañía donde se ha desarrollado e integrado el artefacto en un período de tres años y medio.

En conexión con Yasni los invitados allí presentes pudimos seguir  en directo las maniobras de preparación, lanzamiento y entrada en el espacio del satélite, todo ello ilustrado con diferentes presentaciones sobre sus capacidades y aplicaciones, con ejemplos realizados a partir de imágenes proporcionadas por su predecesor, Deimos 1.

Mientras contemplaba el lanzamiento y mas tarde al valorar el esfuerzo tecnológico innovador llevado a cabo por Elecnor Deimos trataba de encontrar una explicación a la desproporción entre la importancia del hecho y la escasa repercusión mediática que ha tenido (basta con repasar el poco espacio ocupado por la noticia). Al no encontrar justificación coherente recordé la preocupación que mostraba hace un año en un artículo que publique bajo el título: ¿Es posible prescindir del Espacio?

La pregunta surgía al detectar que, con la excusa de la tantas veces repetida crisis económica y financiera, se estaban adoptando políticas de ahorro y restricciones presupuestarias con claros indicios de aplicarse con mayor rigor a un sector considerado como de elevado coste, como el de la industria espacial, del que podría prescindirse parcialmente en tiempos de crisis.

Razonaba entonces, como lo sigo haciendo ahora, que este tipo de decisiones, de claro corte cortoplacista y limitada visión, son un grave error pues el sector espacial es uno de los motores de desarrollo de tecnologías avanzadas y uno de los más competitivos, como muestra el caso de España,  cuya industria cuenta con capacidad y experiencia demostradas para hacer frente a proyectos conjuntos de cierta complejidad y magnitud los cuales además presentan una importante rentabilidad, como en las misiones Deimos 1 y 2, financiadas con capital privado, contando con apoyo institucional.

Un elemento adicional de reflexión lo constituye la evidencia de que si bien hasta hace poco tiempo las actividades espaciales se orientaban principalmente a poder participar en importantes proyectos y desarrollos o para alcanzar capacidades en tecnologías avanzadas, en la actualidad debe añadirse que también se llevan a cabo como un importante medio para poner sus tecnologías y sistemas a disposición de determinadas políticas entre las que destacan las relacionadas con la sociedad del conocimiento y la información, la seguridad y la defensa, el medioambiente, el desarrollo económico sostenible y las comunicaciones y transportes.

Por estas razones, y otras varias, mi respuesta a la pregunta sigue siendo clara y contundente: no solamente no es posible prescindir del espacio sino que deberían adoptarse políticas para ampliar, mejorar y optimizar la participación de todos los sectores, públicos y privados, en un escenario de la mayor importancia y de amplio impacto en el conjunto de la sociedad.

Concluyo este post de la misma forma que lo hacía en el mencionado artículo; si al adoptar medidas erróneas y erráticas se decide prescinde del espacio, aunque sea solamente de forma parcial, las consecuencias negativas se harán notar a corto plazo. Como además las políticas relativas a los sectores estratégicos se pilotan en plazos medios y largos, si ahora se toman decisiones que impidan avanzar será difícil la recuperación condicionando el futuro más próximo.

Lógicamente continuar apostando por el espacio exige un incremento de la inversión en el desarrollo y despliegue de las aplicaciones y sistemas y en el fomento de la investigación, desarrollo y particularmente innovación en tecnologías, equipos e infraestructuras. Pero el esfuerzo merecerá la pena; así podemos comprobarlo estos días con ocasión del lanzamiento del satélite español Deimos 2.