La transformación digital, o disrupción digital como prefiero denominarla dado que supone un cambio irreversible, constituye un nuevo paradigma que estamos obligados a adoptar debido principalmente a la expansión en las últimas décadas de las tecnologías digitales cuya irrupción y fuerte y rápida implantación está afectando no solamente a los modelos de organización y gestión o a las relaciones de la Administración con los ciudadanos y la prestación de servicios públicos, sino también a las relaciones sociales, difusión masiva del conocimiento y prácticas y hábitos de consumo, entre otros, impulsando una dinámica de intenso y acelerado cambio que impacta en todos los ámbitos de la sociedad.

Pero, a diferencia de lo que pudiera parecer, la transformación digital es algo, mucho, más complejo que la adopción y utilización de las tecnologías, al implicar grandes cambios, sobre todo culturales y sociales, ante la necesidad de adaptarnos a un ecosistema digital muy diferente al tradicional analógico que conocíamos antes de su llegada en cuyo hábitat poder impulsar el desarrollo y crecimiento social y económico de nuestra sociedad.

Sin embargo la propagación de las tecnologías digitales y la viabilidad de su utilización no se está produciendo de forma similar en todas partes dando lugar a la aparición de desigualdades entre países y territorios, zonas rurales y urbanas, grupos sociales, entre ellos los de género y edad, e individuos, a las que de forma genérica se conoce como la brecha digital, cuyos efectos se manifiestan en las estructuras sociales, económicas y políticas afectando tanto a la cohesión territorial como a la social.

Con objeto de aportar soluciones a este grave problema de la sociedad moderna, que no puede contemplarse solamente como una necesidad, sino también como un derecho, en este post trataré de identificar sus dimensiones utilizando como muestra un ámbito muy concreto, el rural y su brecha en comparación con el urbano, para sobre esta base plantear algunas propuestas de solución o mitigación.

La brecha digital rural y sus dimensiones

El termino brecha digital describe un concepto que ha ido evolucionando junto con el desarrollo de las mencionadas tecnologías digitales. En un principio, a finales del pasado siglo y al principio de este, hacía referencia a las desigualdades sociales y demográficas en cuanto al acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), particularmente a Internet. Posteriormente, con el advenimiento y rápida adopción de herramientas y aplicaciones para generar, difundir y compartir información y conocimiento, ha ido adquiriendo un carácter multidimensional al añadir a las anteriores nuevas desigualdades entre quienes utilizan las tecnologías digitales de forma eficaz o no lo hacen y también entre los que disponen de habilidades digitales o solamente tienen un conocimiento básico.

El considerable aumento de la oferta y demanda de aplicaciones y servicios digitales, con las múltiples ventajas que conllevan, es causa de una progresiva desmaterialización y digitalización en todos los ámbitos con la consecuencia de la necesidad de disponer no solamente de tecnología y dispositivos sino también de tener un mínimo conocimiento para utilizarlos, razón por lo que actualmente aumentan las desigualdades, con tendencia a crecer, por lo que es imprescindible identificar y aplicar soluciones.

Estas diferencias se manifiestan en todas las áreas caracterizando la naturaleza multisectorial de las brechas digitales manifestada por la existencia de varios tipos de ellas que describen el efecto de tales desigualdades digitales en sectores como la edad, el género, la geografía, la raza y etnia, etc.

Dada la amplitud de esta tipología, para no alargar mucho el texto he elegido como patrón de análisis o estudio uno de estos tipos, el de la brecha digital que identifica los contrastes entre el entorno urbano y el rural (habitualmente denominada brecha digital rural) donde se manifiestan unas circunstancias especiales, como la creciente despoblación y el envejecimiento de su población, que añaden obstáculos adicionales.

De forma similar al resto de tipos, con algunas diferencia debidas a sus especiales circunstancias, la brecha digital rural presenta un carácter multidimensional caracterizado por las siguientes carencias u obstáculos:

  • Acceso

    Esta dimensión, sin ser la mas importante, es la primera a tratar de resolver dado que en caso de no hacerse no podría eliminarse ni reducirse la brecha digital pues representa la dificultad o imposibilidad de acceder física y materialmente a las tecnologías digitales, no solamente por la carencia de infraestructuras que faciliten el acceso sino también por las limitaciones debidas a no disponer de recursos, dispositivos o servicios que faciliten y aseguren el acceso.

  • Uso o utilización

    Si bien la dimensión anterior es la primera a paliar, pues sin capacidad de acceder no puede haber utilización, esta segunda carencia adquiere mayor importancia ya que su mejora provoca que el empleo de las tecnologías se haga de forma eficaz. Las aplicaciones y servicios digitales presentan una cierta complejidad de uso razón por la que, incluso disponiendo de ellas, no seamos capaces de utilizarlas ni de obtener todo su potencial, como por ejemplo en el caso de las personas de edad, en áreas rurales o de bajo nivel de alfabetización,por la falta de motivación o actitud personal, o ante la creciente desmaterialización de todo tipo de servicios públicos y privados (relaciones con la Administraciçon, bancarios, etc.)

  • Habilidades digitales y alfabetización digital

    Al igual que la anterior esta dimensión es de la mayor importancia demandando soluciones que la atenúen o eliminen al representar la ausencia o falta de capacidad o habilidad para utilizar las tecnología digitales para explotar plenamente su potencial. Al no disponer de esas capacidades no es posible aprovechar estas tecnologías para mejorar las condiciones socioeconómicas al no poder gestionar y ampliar digitalmente los negocios o las actividades o utilizar las tecnologías con fines productivos, como por ejemplo mediante la gestión digital de la agricultura o agricultura de precisión, o acceder y mantener labores y trabajos relacionados con las nuevas tecnologías.

     

Propuestas

Dada la diversidad de tipos de brecha digital es difícil ofrecer recetas comunes para su eliminación o mitigación pues si bien tienen todas un nexo común también presentan algunas características diferenciadoras. Sin embargo, como la mayor parte de las carencias son comunes, a continuación, a modo de contribución personal a las diferentes iniciativas actuales orientadas a encontrar e implementar medidas para eliminar o reducir estas desigualdades, presento algunas propuestas para el caso particular de la brecha rural-urbana, que estimo adecuadas para el resto de los tipos.

Un primer aspecto a considerar es que estas desigualdades provienen de una base tecnológica pero tienen un gran componente social por lo que las soluciones no deben basarse solamente, como parece ser la práctica habitual, en la dotación de infraestructura digitales, principalmente de información y comunicaciones, pues si bien esta es una condición necesaria no es en absoluto suficiente.

Por consiguiente, al tratarse de un problema multifacético es preciso abordarlo mediante un enfoque holístico que abarque todas sus dimensiones poniendo mayor énfasis en las sociales (de uso, habilidades y capacidades) que en la primera de ellas, la tecnológica, para alcanzar soluciones integrales enfocadas a evitar que las personas de cada uno de los sectores afectados a pesar de disponer de tecnología e infraestructuras permanezcan o estén en peligro de exclusión digital.

Basándome en estas consideraciones y sin ánimo de exponer un conjunto exhaustivo de soluciones a continuación formulo un compendio de propuestas para tratar de cerrar o disminuir la brecha digital.

  • Desarrollar infraestructuras

    Si no existen infraestructuras digitales, o el acceso es limitado, los territorios y las personas, aunque dispongan de conocimientos suficientes, no pueden aprovechar los beneficios que ofrecen estas tecnologías. Por ello, para cerrar la brecha digital, el primer paso, preceptivo, consiste en invertir en la implantación, despliegue y mejora de infraestructuras digitales de calidad, robustas y seguras, que aseguren la conectividad con una arquitectura sólida y asequible que garantice el acceso y pueda soportar los servicios digitales.

    En este dominio es imprescindible la colaboración entre gobiernos, organizaciones y empresas, para la construcción y mantenimiento de infraestructuras de red, facilitar el acceso y proveer servicios digitales en el marco de una responsabilidad compartida.

  • Asegurar el acceso

    El coste de dispositivos y servicios dificulta la posibilidad de acceder a quienes no pueden destinar recursos para satisfacer esta necesidad. En consecuencia, el siguiente paso a abordar es conseguir que la tecnología y servicios digitales sean accesibles y asequibles para todos garantizando la igualdad de acceso.

    También aquí es necesaria la colaboración entre gobiernos, asociaciones, entidades locales y proveedores de servicios proporcionando ayudas económicas, programas y paquetes asequibles, estableciendo puntos de acceso públicos, etc., para que todos tengan acceso y puedan utilizar los múltiples recursos digitales.

  • Formación, educación y capacitación digital

    Si bien todas esas medidas son necesarias no son suficientes pues disponer de infraestructuras y facilidad de acceso no garantiza una utilización de calidad. Es imprescindible lograr la alfabetización digital y fomentar la educación, formación y capacitación sobre tecnologías y habilidades digitales para que las personas y comunidades puedan obtener fácil y plenamente los beneficios y oportunidades que ofrecen.

    En este marco destaco la necesidad de integrar el aprendizaje de habilidades digitales en el sistema educativo desde una edad temprana y ofrecer formación específica en habilidades digitales básicas a grupos vulnerables, como por ejemplo a las personas mayores o de menor formación, para tener una mayor calidad de vida, así como ofrecer programas de habilidades digitales de mayor nivel a grupos y personas de las clases socio profesionales que satisfagan sus necesidades y ayuden a mejorar su competitividad y expectativas.

  • Colaboración público – privada; concienciación

    Y finalmente, para reducir o mitigar la brecha digital en su conjunto el enfoque integral requiere la colaboración de todos los actores, públicos y privados, incluidos gobiernos, comunidades regionales y locales, organizaciones, asociaciones y el sector privado con políticas e iniciativas para crear y mantener ecosistemas digitales que tengan en cuenta las necesidades de los usuarios finales en términos de acceso, uso y adquisición de competencias y habilidades, ofreciendo a cada comunidad o grupo contenidos y servicios relevantes que a su vez ofrezcan seguridad, protección y confianza.

    Y todo ello con un enfoque centrado en las personas promoviendo la cultura digital y concienciando y sensibilizando a los ciudadanos sobre las oportunidades y riesgos que presenta la sociedad digital para que facilitando el acceso y utilización de las tecnologías y servicios digitales todos se beneficien de sus ventajas sin quedar excluidos ni social ni económicamente.

Reflexiones finales

La brecha digital, en toda su tipología, incluida la rural – urbana, constituye un problema territorial y social de la mayor importancia para cuya solución ya se están adoptando medidas como las contempladas en la Brújula Digital en la Unión Europea (2030 Digital Compass: the European Way for the Digital Decade) y su contribución en España articulada por la Agenda España Digital, o las diferentes iniciativas para la puesta en marcha de políticas públicas y privadas para el desarrollo de infraestructuras de cobertura de redes y servicios digitales.

Pero estas medidas, aun siendo importantes, por sí solas no son suficientes; para cerrar la brecha digital se requieren estrategias integrales que incluyan las inversiones en infraestructuras pero acompañadas de políticas e iniciativas que garanticen el acceso equitativo a las tecnologías digitales y programas de formación y capacitación en habilidades digitales, centradas en las personas y usuarios finales, para eliminar las barreras que impiden obtener todos los beneficios que proporcionan el acceso y utilización adecuada a estas tecnologías digitales.

Y finalmente, para reducir la brecha digital en todos los ámbitos y sectores, es primordial promover una concienciación y cultura de inclusión digital, no solamente de utilización, para garantizar que nadie quede aislado o excluido de la moderna sociedad digital en que vivimos, y reconocer la igualdad digital como un derecho fundamental. 1,2

1. European Union; European Digital Rights and Principles

2. España; Carta de Derechos Digitales