¿Son incompatibles las actividades de las Fuerzas Armadas con la protección medioambiental? ¿En tales actividades debe primar la eficacia sobre la eficiencia o viceversa? ¿La transformación digital puede jugar algún papel en este ámbito?
A estas preguntas tratamos de obtener respuesta en la mesa redonda que tuve el placer de moderar en el marco de la Feria SYMDEX’21 organizada por IDS bajo el título de “Ciclo de vida de los sistemas de armas” que se celebró el pasado 8 de septiembre de 2021.
Al comenzar la mesa redonda, con objeto de orientar el debate expuse las siguientes reflexiones:
La Estrategia de Seguridad Nacional 2017 en revisión desde octubre de 2020, al definir los Objetivos y líneas de acción estratégicas para los ámbitos de la Seguridad Nacional establece como objetivo, en el caso de la Defensa Nacional “asegurar la defensa de la soberanía e integridad de España y la protección de la población y el territorio frente a cualquier conflicto o amenaza proveniente del ámbito exterior, de forma autónoma o junto a socios y aliados”
Para alcanzarlo se definen varias líneas de acción, entre ellas las siguientes:
- Mejorar la capacidad de defensa autónoma para ejercer una disuasión efectiva frente a cualquier amenaza exterior.
- Dotar a las Fuerzas Armadas de las capacidades que demanda el actual escenario de seguridad y asegurar la sostenibilidad de una Defensa eficaz a largo plazo e
- Impulsar una estrategia industrial de Defensa que fomente la autonomía en la adquisición de capacidades estratégicas y favorezca la competitividad de la industria española a nivel global.
Por su parte, en el ámbito de Preservación del medio ambiente el objetivo a alcanzar es “garantizar la conservación de un medio ambiente de calidad y la protección del patrimonio natural y de la biodiversidad, como medio para mejorar la calidad de vida y contribuir a un desarrollo sostenido y sostenible, con especial incidencia en la lucha contra el cambio climático”
Su consecución se asegura por varias líneas de acción entre las que destaco:
- Potenciar la coordinación entre los distintos componentes del sector público, de manera que se favorezca la creación de las sinergias necesarias entre aquellos con responsabilidad en la conservación y mejora del medio ambiente. Ello se hará asimismo extensible a la colaboración público-privada.
- Fortalecer y ampliar las capacidades, tanto genéricas como especializadas, orientadas a la lucha contra las agresiones al medio ambiente que constituyen una amenaza para el entorno natural y la calidad de vida de las personas.
De su lectura no es fácil deducir la existencia o no de la mencionada incompatibilidad entre las actividades de Defensa y la protección del medio ambiente ni tampoco si se debe anteponer la consecución de los objetivos de Defensa, aunque no se utilicen los recursos medioambientales de forma óptima (eficacia) o por el contrario la protección medioambiental debe priorizarse respecto a la eficacia operativa (eficiencia)
Sin embargo, el cumplimiento de lo dispuesto en dicha Estrategia, así como la cada vez mayor concienciación medioambiental, permiten derivar la necesidad de encontrar la adecuada conciliación que asegure el equilibrio entre ambas actividades.
La búsqueda de tal equilibrio presenta una serie de desafíos entre los que destaco los siguientes:
- Construir y mantener sistemas e infraestructuras respetuosas con el medioambiente,
- Adaptarse a la transición energética pasando de la utilización de combustibles fósiles a energías alternativas,
- Proteger el medioambiente de las operaciones militares,
- Adaptar recursos y capacidades a las condiciones medioambientales
- Formar al todo el personal en la necesaria relación humana con el entorno medioambiental
- Gestionar el ciclo de vida de los sistemas de armas desde una perspectiva medioambiental.
Gestión del impacto medioambiental en el ciclo de vida de los nuevos modelos de sistemas de armas
Centrando la atención en el último de estos objetivos considero imprescindible gestionar del impacto medioambiental en el ciclo de vida de los nuevos sistemas de armas, para conseguir limitar o impedir su efecto a lo largo de todo el ciclo, desde su concepción hasta la retirada del servicio.
Esto implica intervenir desde el primer momento, es decir, desde la definición de requisitos por parte de los Estados Mayores, y continuar haciéndolo en las diferentes fases del ciclo, incluyendo a los estudios de viabilidad, el diseño, la fabricación, transporte y mantenimiento, pasando por las operaciones y cerrando el ciclo con el desmantelamiento al retirarlos del servicio, asegurando a su vez el equilibrio entre la eficacia operativa y la protección medioambiental.
La visión de los expertos
Continuando con el desarrollo de la mesa redonda, una vez planteado el debate, se abordaron las ponencias por parte los expertos intervinientes en ella.
En primer lugar intervino un representante de la Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Defensa quien destacó que la política ambiental de este organismo se basa en el concepto del desarrollo sostenible y compatible con la misión de las Fuerzas Armadas
En este contexto se trata de asegurar el compromiso entre la eficiencia de los recursos y el minimizar y remediar los impactos negativos de la actividad operativa. Para ello, se trata de prevenir la producción de residuos y se fomenta la reutilización, reciclaje y valorización energética, aplicando el tratamiento y gestión adecuada según la legislación vigente.
Asimismo indicó el ponente que la actual coyuntura medio ambiental ha supuesto la necesidad de adoptar medidas de mitigación y de adaptación al cambio climático añadiendo la oportunidad de aprovechar las nuevas tecnologías que se están desarrollando en materia de eficiencia energética, para reducir el impacto logístico que supone el uso de combustibles fósiles en las operaciones militares, así como reducir el propio coste de la energía.
Por su parte, el segundo ponente, el General de Brigada (R) Luis Feliú, de la Academia de las Ciencias y la Artes Militares, orientó su presentación a la aplicación del nuevo paradigma de la Economía Circular, cuya Estrategia adoptada por el Gobierno de España, unida a la transformación digital y verde y a la normativa de la Unión Europea sobre estrategia industrial, constituyen medidas de obligado cumplimiento para el Ministerio de Defensa.
El ponente llevó a cabo un breve repaso de la evolución desde la economía lineal (fabricar-utilizar-desechar) no aplicable actualmente a los sistemas de armas, hacia el actual modelo de reciclaje y reutilización (conocido por el famoso símbolo de las tres flechas) que si bien es más respetuoso con el medio ambiente tampoco da solución al problema.
Concluyó afirmando que la clave para la gestión del ciclo de vida de los sistemas de armas reside en el modelo de Economía Circular Digital para alargar la vida útil de los sistemas de armas, reducir el uso de recursos naturales no renovables, reutilizar materiales usados en la producción y disminuir la generación de residuos no reciclables.
Finalizó la participación de los ponentes con la intervención de Alberto Sols, Director de la Escuela de Arquitectura, Ingeniería y Diseño de la Universidad Europea de Madrid, quien comenzó su exposición definiendo la ingeniería de sistemas como el proceso de analizar necesidades u oportunidades identificadas y diseñar y desarrollar los sistemas que las satisfacen, de manera eficaz y efectiva durante toda su vida operativa.
En este contexto destacó la existencia de una brecha entre las necesidades y las capacidades disponibles, diferencia que aumenta a lo largo de la vida operativa. Con objeto de disminuirla recordó el ponente los principios de la ingeniería de sistemas destacando entre ellos que el éxito de un sistema está en su validación.
Basándose en esta argumentación, dada la importancia de la sostenibilidad y el impacto medioambiental, propuso añadir a los constructos de efectividad habituales (disponibilidad operativa, fiabilidad operativa, huella logística y tiempo de respuesta), un quinto que permita medir mejor la efectividad de los sistemas.De acuerdo con este principio aseguró el ponente que las medidas de las prestaciones técnicas de un sistema son tan importantes como la capacidad de conservarlas durante toda su vida operativa razón por la cual esta capacidad o la efectividad de los sistemas se mide a través de un conjunto de métricas.
Tal constructo, al que denominó la huella medioambiental, se propone como objeto conceptual a modo de métrica a aplicar en la tecnología y materiales necesarios para fabricar los sistemas, utilizarlos en su vida operativa y darlos de baja al finalizar esta.
Como conclusión y resumen de lo expuesto en la mesa redonda incluyo como habitualmente unas reflexiones:
Se han realizado esfuerzos para asegurar la convergencia entre las actividades de Defensa y las de protección medioambiental; pero es necesario ir más allá implicando a todos los actores que participan en el ciclo de vida de los sistemas de armas, desde los Estados Mayores y los diferentes organismos garantes de su viabilidad, a los diseñadores, fabricantes, responsables de su operación y sostenimiento, y finalmente a los encargados de su retirada del servicio.
Y para ello la transformación digital y sus tecnologías deben jugar un papel fundamental como habilitadoras de una verdadera Economía Circular Digital aplicada a la gestión medioambiental de los sistemas de armas.
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